Em descobreixo sensible, però sóc trapella i molt, molt inquieta.

També sóc creativa, generosa i divertida... vaja... i que no ho som tots? Això sí, diuen de mi que sóc tossuda, però jo prefereixo dir-ne tenaç. Sóc aquella, la que seu a la tercera fila, la del barret al cap i les plomes al voltant del coll...






jueves, 7 de febrero de 2013

EL CONDE DE TORREFIEL: ¿UN ARREBATO ARTÍSTICO O UNA VANGUARDIA QUE SE QUEDA?



Publicat a: El Club Express

19 y 20 de Enero 2013 en Artes Escénicas, Barcelona, Sala Antic Teatre
Texto: Ester Bueno
La Sala Antic Teatre, en Barcelona, siempre es sinónimo de un arte que apuesta por la búsqueda de nuevos formatos y que no teme arriesgar dando cabida a propuestas escénicas difíciles de clasificar. Con Escenas para una conversación después del visionado de una película de Michael Haneke, esta sala barcelonesa ha colgado el cartel de Agotadas las localidades

Des de principio del montaje, la compañía El conde de Torrefiel, sin incomodar al espectador, rompe el esquema de catalogación teatral para ofrecer la esencia del arte contemporáneo. Aquel arte que, a menudo, sin conocer las circunstancias del autor ni del movimiento al cual pertenece, sitúa al espectador en la virginal tesitura de recibir y entregarse por el simple placer de dejarse sorprender. Porque, en realidad, Escenas para una conversación después del visionado de una película de Michael Haneke, no deja de ser una sorpresa detrás de otra, una concatenación de piezas inicialmente independientes entre sí que se suceden reproduciendo historias que, sin ser densas, muestran un transfondo para el espectador y que atrapan por la particular honestidad del producto mostrado. 

Para los profanos en la filmografía del director de cine austriaco, cabe decir que no es necesario conocer el estilo inquietante y desconcertador del cineasta para disfrutar de un espectáculo que plantea cuestiones sociales y critica actitudes con un lenguaje que evita cualquier convención teatral. Con un texto, directo en la palabra y que utiliza formas distintas en el espacio vacío, quizás aquel espacio vacío en el que Peter Brook definía como elemental en la forma de hacer y transmitir teatro, los intérpretes provocan reacciones alejadas de la emoción. Así, este espectáculo, cercano a la performance aun dentro de una caja italiana, mantiene el distanciamiento brechtiano que el señor Haneke inhala en sus películas. 

En definitiva, es innegable que El conde de Torrefiel no deja indiferente. El montaje transmite una contemporaneidad que atrae a un público sediento de explorar textos y formas artísticas que van más allá de los parámetros de la escena actual. Quizás, visionando la propuesta que visiona, nos encontramos ante una tipología de teatro que podríamos definir como nuevos espectáculos 3.0…o quizás no. Les seguiremos los pasos.

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