Em descobreixo sensible, però sóc trapella i molt, molt inquieta.

També sóc creativa, generosa i divertida... vaja... i que no ho som tots? Això sí, diuen de mi que sóc tossuda, però jo prefereixo dir-ne tenaç. Sóc aquella, la que seu a la tercera fila, la del barret al cap i les plomes al voltant del coll...






viernes, 2 de agosto de 2013

ESPECIAL FESTIVAL GREC 2013: NE ME QUITTE PAS O SI, PERO PLEASE VUELVE...


Publicada en El Club Express



Julio 2013  |  Festival Grec, Artes Escénicas, Barcelona
Adoro el verano. Los fugaces momentos de aire fresco...cuando aparecen. Los días largos y las noches soñadas. Las fecundas charlas con la luna y las estrellas...(bueno, estrellas, pocas). Y mientras los Mundiales de Natación de Barcelona avanzan en su escalada medallística, nosotros, este verano, a falta de momentos de playa, hemos podido chapotear con el teatro, la música, la danza, con un oficio castigado y a la vez persistente, firme e incansable. Nos hemos descubierto admirando un espectáculo de seis horas que nos ha dejado con la boca abierta, montajes de aquí con ofertas audaces y conmovedoras, propuestas de allá en diferentes idiomas con visiones contemporáneas y realistas o simbólicas y figuradas. Hemos viajado sin movernos y la fantasía nos ha hecho cómplice de actores, bailarines, directores, autores que nos han enseñado su trabajo, su buen hacer.
Y en este fructífero recorrido, la primera parada de esta semana fue El viento en un violín en el Teatro Romea, donde Claudio Tolcachir firmó la autoría y dirección de este fragmento de realidad.
Al acceder al patio de butacas vemos un escenario denso, repleto de escenografía, dos camas, mesa, mesita, sillas, tocador. Es la historia de dos familias con grandes diferencias sociales, pero con similares emociones. Dos familias y un sentimiento, el amor. A veces un amor que oprime, que castra, que domina y a veces que libera y redime. Dos familias que se funden para formar una nueva, para mostrarnos que siempre hay opciones.
Timbre 4 es el nombre de la compañía, aunque también es el nombre de la escuela y la sala teatral donde exponen sus trabajos, pero sobretodo, Timbre 4, es un centro de investigación y de entrenamiento actoral, una excelente cantera para la escena argentina que, sin lugar a dudas, exporta calidad en sus montajes. Con El viento en un violín la compañía ofrece una pieza plena de intensas emociones no exentas de un gran sentido del humor, que nos acercan el pedacito del Buenos Aires más realista. ¡Che, esperamos veros de nuevo!
El Centro deCultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) también ha acogido un espectáculo de este cálido Festival. Jo mai (Yo nunca) es una arriesgada propuesta escrita y dirigida por Iván Morales e interpretada por Marcel Borràs, Laura Cabello, Àlex Monner, Oriol Pla y Xavi Sáez.
Un mundo difícil de entender reúne cinco jóvenes en un bar de barrio. Sus inquietudes, sus miedos y sus necesidades les cobijan. Quieren cambiar la vida que llevan, tienen sueños y, a pesar de que la perspectiva no es demasiado alentadora, unirán esfuerzos para salvarse.
Cuando entramos en el teatro del CCCB nos invadieron buenas vibraciones. Las sillas del público estaban colocadas en forma semicircular. Una batería, guitarras y alguna silla eran la única escenografía y, de fondo, una música a todo volumen. Los intérpretes se movían por la sala generando energía entre el público, saludando a conocidos y concentrando fuerzas. La luz de sala nos acompañaba y toda la atmósfera creada destilaba juventud, arrojo y rebeldía.
La compañía Prisamata desprende atrevimiento y la puesta en escena de Iván Morales lo canaliza para sumar potencialidades. Si bien la disposición de las sillas del público hacía perder visibilidad en alguna de las escenas, los constantes movimientos de los intérpretes entre los espectadores te permitía formar parte de su mundo, de ese submundo donde vive la indefinición, la pérdida de caminos y la búsqueda de objetivos, donde los desheredados deben encontrar su sitio.
La música estuvo presente en toda la obra. Bob Marley y Whis you were here de Pink Floyd nos envolvieron. Excelente fue el ejercicio de dramaturgia con combinaciones de narrativa para mostrar una abstracción que permitía describir una acción mientras era realizada. Y, como colofón, un final anunciado dio paso a un concierto, donde los mismos actores que escuchaban las músicas de otros pasaron a tocar las suyas propias…¿una alegoría o quizás un deseo?... So, so you think you can tell /
heaven from hell, / blue skys from pain.
Al día siguiente nos acercamos con prisa y emocionados al Teatro Grec. Era el último estreno teatral en el templo de la escena y no queríamos llegar tarde, ansiábamos percibir los momentos previos a ese estreno tan esperado. Fuegos, era el espectáculo anhelado. Con una dramaturgia de Marc Rosich sobre textos de Marguerite Yourcenar, bajo la dirección de Josep M. Pou y con la interpretación de Carmen Machi, Cayetana Guillén Cuervo, Nathalie Poza y Ana Torrent era imposible que no disfrutáramos. Y, sin lugar a dudas, así fue.
Una colosal Carmen Machi interpretaba a una desdoblada Marguerite Yourcenar que se reúne con tres personajes de ficción para desnudarse emocionalmente, con ellas y ante ellas, para mostrar sus propios sentimientos en la vida de los personajes creados.
Una escenografía simple, pero cuidada y una interpretación verídica, despojada de condimentos nos transportó al nacimiento del teatro, a un resurgir de la tragedia. Era como si Esquilo, Sófocles y Eurípides apadrinaran la escena desde lo alto de las rocas. Ya en la primera frase, el público entró en una catarsis con la autora de Memorias de Adriano. La cadencia aterciopelada de sus palabras, el ritmo de las sílabas, la música de un verbo penetrante y la ironía firme que una gran Carmen Machi insuflaba al personaje de Yourcenar puso la carne de gallina a los asistentes. Carmen era Marguerite.
La excepcional dramaturgia de Rosich provocaba deseos de repetir la experiencia, la vivencia, la pasión. Grandes fueron también las interpretaciones de las tres actrices que entraron en la piel de María Magdalena, Clitemnestra i Safo. Tres duros monólogos con sobresaliente interpretación que arrancó una espontánea ovación a la espléndida Clitemnestra de Nathalie Poza.
Por último, hemos querido acabar la semana con una producción muy íntima y delicada en el TeatreLliure-Espai Lliure. Allò de què parlem roman inexplorat (Aquello de lo que hablamos permanece inexplorado) es un espectáculo de Pep Tosar basado en el libro Mis premios, de Thomas Bernhard, con Imma Colomer, Óscar Intente y el propio Pep Tosar como intérpretes.
Mis premios son nueve relatos irónicos que nos han permitido conocer a un autor que, tras un verbo fluido y una elocuencia depurada, esconde un pesimismo satírico con un fino sentido del humor más negro.
Pep Tosar recrea admirablemente un personaje con guiños al teatro del absurdo de Ionesco y ciertamente crea adición. Una minuciosa dirección potencia la generosa interpretación de Imma Colomer que defiende y se sumerge en un personaje difícil de definir. Es este un espectáculo detallista, paciente y concienzudo que refleja el amor por el teatro de las siempre excelentes producciones del Círcol Maldá.
Esta semana ha sido nuestro último chapoteo en este Festival, el dulce epílogo de un mes invadido por el arte. Ya sólo nos queda recomendar los espectáculos que no podremos ver, pero que nos gustaría que nos dieseis vuestra opinión. Escoged uno y dejaros seducir por un texto, un intérprete, acaso un juego de luces o una escenografía. Mirad con la curiosidad de un niño, sin cuestionar. Ved más allá de lo que os muestran. Este ha sido un Festival Grec de la crítica social y del 2.0 con cámaras y video arte en muchos de los espectáculos que hemos podido visionar, pero sobretodo con esfuerzo y voluntad.
Finalmente, me despido de esta vorágine teatral cerrando la ventana del Festival Grec y abriendo la puerta a la próxima parada, Fira Tàrrega, ¿nos veremos allí?
Texto: Ester Bueno (@Ester335)

jueves, 1 de agosto de 2013

ESPECIAL FESTIVAL GREC 2013: SEGUIMOS SABOREANDO PROPUESTAS


Publicada en El Club Express


Julio 2013  |  Festival Grec, Artes Escénicas, Barcelona
Es un gustazo que una semana más podamos seguir analizando para vosotros algunos de los espectáculos que han pasado este año por el Festival Grec de Barcelona. Una función tras otra – ¡a veces literalmente!- y seguimos en la brecha sin desfallecer. Nos emocionamos y vibramos, reflexionamos, reímos y lloramos, porque el teatro, la danza, las artes no son sólo mero entretenimiento. El arte conmueve, emociona, forma personas, muestra realidades, suscribe sueños y se transmite de generación en generación. La cultura nos da conocimiento y nos ayuda en el discernimiento. ¿Por qué hay quien se obstina en no querer apostar por un futuro donde esta cultura ocupe el lugar que le corresponde? ¿Aquel lugar que es necesario potenciar, fomentar y desarrollar porque va estrechamente ligado al crecimiento y la evolución de las personas? Si recortamos la cultura, tristemente mutilamos a las personas.
Esta semana empezamos nuestro recorrido por George Kaplan de Frédéric Sonntag, en la Sala Beckett. A algunos os sonará el título de la obra. Sí, era aquel personaje inexistente en la película de Alfred Hitchcock North by Northwest (Con la muerte en los talones) por el que Gary Grant era confundido y perseguido con una avioneta en un aislado campo de trigo. Una gran escena para muchos cinéfilos.
George Kaplan son tres historias en una. ¿O quizás son tres versiones de la misma? ¿O tres momentos enlazados sin principio ni final? ¿O tres secuencias de un mundo paralelo? ¡Decididlo vosotros! La primera pieza es la reunión de un grupo de activistas clandestino cuyo objetivo es aportar cambios en el sistema cultural y mediático de occidente (¡seguro que muchos de los asistentes nos sentimos identificados!). La segunda muestra cómo un equipo de guionistas de ficción intentan elaborar un relato que ofrezca respuestas al naufragio del actual sistema de valores. Y la tercera pieza presenta un grupo de poder, un lobby a la sombra, que estudia cómo enfrentarse a una amenaza del sistema actual. El nombre de George Kaplan es el enlace de estas tres historias.
Toni Casares, director de la Sala Beckett, dirige espléndidamente a los cinco intérpretes que entran y salen de los personajes para viajar por la consigna de un nombre, para dar el protagonismo a un concepto inmaterial, etéreo. Es el lenguaje del teatro contemporáneo por el que apuesta esta sala, un lenguaje que nos estimula la mente, que nos agiliza las neuronas. Y si bien, el autor propone un arduo ejercicio de dramaturgia donde las piezas puedan a la vez superponerse y ser independientes, los actores (Sara Espígul, Borja Espinosa, Francesc Ferrer, Jordi Figueras y Sandra Monclús) son los camaleones que en su bien hacer nos facilitan entrar en ese universo de narración no lineal. Un diez a la Beckett porque sigue el impulso y la filosofía de Sanchís Sinisterra y porque sigue consolidándose como sala de referencia en la incidencia social. George Kaplan estará hasta el 28 de julio.
Televisor & Misèria de la II Transició de Albert Boronat pasó por el Teatro Romea del 18 al 20 de Julio. ¡Y es realmente una pena que sólo estuviera dos días! Pues Carme Portacelli dirige con gran acierto esta hilarante comedia que protagonizan David Bagés, Lluïsa Castell, Gabriela Flores, Albert Pérez y el músico Jordi Prats.
Cuando entramos a la sala, nos encontramos a los cuatro intérpretes en el escenario, sentados y observándonos, pero no individualmente, sino como si fuéramos un programa televisivo. El público éramos la actualidad, el presente, lo que estaba pasando en ese mismo momento, cada uno con nuestras historias y nuestras mochilas. Y éramos el retrato de la noticia que los actores estaban visionando. Televisor & Misèria de la II Transició son esbozos de vida, momentos de realidad que nos son presentados en clave de burlesca comedia. Los intérpretes, estos comediantes del siglo XXI, nos recordaban a los bufones de la Edad Media que, por un lado, con sus palabras y acciones, hacían reír y que por el otro, mostraban la realidad de la manera más descarnada. Y así ha sido, nos hemos reído a carcajadas congeladas al ver una futura sanidad, hoy ficción -¿acaso mañana realidad?-, con momentos mostrados de esta historia tan reciente, tan deteriorada.  ¿Cómo es posible vivir y sentir a la vez el dolor más duro y la risa más jocosa? Televisor & Misèria de la II Transició lo consigue. ¡Excelente trabajo!
En el Mercat deles Flors nos acercamos para asistir a La nau dels bojos (La nave de los locos), un espectáculo de Joan Yago, dirigido por Israel Solà e interpretado por la Compañía La Calòrica.
Cinco personajes grotescos, casi esperpénticos huyen de la peste y del pasado en un barco para dirigirse hacia un futuro incierto. Un arisco bufón reconvertido en capitán del navío transporta las inseguridades de una tabernera, las contradicciones de un obispo,  las meditaciones de un estudiante de literatura autoproclamado poeta y los miedos de una mujer de negro. El paso de los días les lleva a darse cuenta de que no hay lugar para ellos, que están perdidos en su propio destino.
Inspirada en el cuadro que pintó el artista neerlandés El Bosco, la compañía nos plantea una reflexión: ¿es lícito intentar avanzar, intentar modificar las cosas aun sabiendo que no existe la tierra prometida, que volveremos al mismo sitio? ¿O debemos seguir a pesar de no tener la exitosa moneda de las dos caras?
El humanista Erasmo de Rotterdam en su escrito Elogio a la locura ya nos exponía las razones por las cuales los seres humanos llevamos a la locura como compañera de viaje y porqué debe realmente ser una de nuestras mejores cualidades. Una chispa de locura es lo que nos hace progresar, lo que nos predispone a la lucha contra las debilidades, lo que nos anima a seguir ante las adversidades. La Calòrica va más allá de la interpretación y nos deja entrever, si somos audaces, nuestra propia nave, porque...¿qué sería la vida sin un mínimo de locura?
Finalmente, también en el Mercat de les Flors, le llegó el turno a la danza, aunque “danza” es una palabra que se queda corta para el espectáculo visual de Plexus. Aurélien Bory firma la concepción de esta puesta en escena interpretada por Kaori Ito. Era día de estreno y no teníamos referencias. Desde el primer minuto el impacto visual fue impresionante. Con un micrófono a gran volumen, la bailarina, repasaba los sonidos de su anatomía interior y exterior. A continuación, se sumergió en la instalación escenográfica, un bosque de hilos que modificaba el movimiento. La escenografía recordaba las instalaciones del artista plástico Cildo Meireles combinada con una performance mágica. El movimiento aprisionado por los hilos modificaba sus acciones. El público estaba sin respiración. Era una búsqueda de la memoria corporal. Nos dejamos sorprender con imágenes asombrosas, con una pieza de tejido que danzaba sola, con movimientos aéreos al más puro estilo Tigre & Dragón de Ang Lee. ¡Y no sólo nosotros! Un público agradecido ovacionó generosamente a una sonriente y frágil bailarina. Espectacular trabajo corporal. Por fin, ya podíamos respirar.
Texto: Ester Bueno (@Ester335)