Em descobreixo sensible, però sóc trapella i molt, molt inquieta.

També sóc creativa, generosa i divertida... vaja... i que no ho som tots? Això sí, diuen de mi que sóc tossuda, però jo prefereixo dir-ne tenaç. Sóc aquella, la que seu a la tercera fila, la del barret al cap i les plomes al voltant del coll...






jueves, 13 de junio de 2013

HABÍA UNA VEZ...¡FESTIVAL SHAKESPEARE!





Publicat a El Club Express

Texto: Ester Bueno
09/06/2013 | X Festival Shakespeare, Artes Escénicas, Barcelona, Biblioteca de Catalunya

Érase que se era un Festival que nació allá por el año 2003. Sus progenitores le llamaron Shakespeare y el nombre, ellos lo sabían, le condicionaría el carácter. Sería intrépido, letrado, un poco inconstante, pero intuitivo y destilaría emociones por los cuatro costados. Con el paso del tiempo, el certamen fue creciendo y en su inevitable desarrollo fue acogido por varias poblaciones. Algunas de ellas se portaron bien con él, le dieron agua, comida y alojamiento y le ayudaron en su proceso. El Festival se hacía mayor -¡ya era casi un adolescente!- y sus necesidades también. Antaño, otras urbes, habían hecho peligrar ese avance, pero el coraje y la audacia que le caracterizaban, y que en estos casos acostumbran a ir de la mano, le llevó hacia una adolescencia bien encaminada. Y este año, el año de las asperezas, de las severidades y de las crudezas, el 2013… ¡fue su décimo aniversario! 

Del 6 al 12 de junio, el Festival celebró su fiesta de cumpleaños en Barcelona, en el  barrio del Raval, en el corazón de la ciudad, donde todas las emociones conviven. ¿Será ésta su casa definitiva? Estuvo rodeado de muchos amigos que le han ayudado en esta aventura: el Teatro Romea, el CCCB, la Filmoteca de Catalunya, la Central del Raval, l’Horiginal, la escuela Massana, varias entidades del barrio y, entre estos acompañantes cabe destacar La Perla 29, que se ha adherido al Festival como un grato cómplice, un compañero de viaje que ha aportado además de un gran equipo, la sede central, la Biblioteca de Catalunya.

Conseguir una programación para este décimo aniversario era arriesgado, casi temerario por los tiempos que corren, pero el Festival, en su carácter animoso, «ha sumado voluntades y ha contado con el apoyo de compañías, actores y profesionales de las artes escénicas que creen en la cultura y en las personas; que luchan a favor del conocimiento y de todas aquellas facultades que nos hacen más humanos.». Durante seis días, el Festival ha contado con las visitas de Hamlet, el Rey Lear, Julio César, las comedias, los sonetos y, finalmente, una gentil y graciosa Julieta que ha hecho las delicias de los más pequeños.

Esta última, La Julieta, dirigida por Oriol Broggi e interpretada por Rosa Gámiz y el mismo Oriol Broggi se ha presentado en sociedad como un espectáculo para todos los públicos, una propuesta que acerca los clásicos a los más pequeños. Sin embargo, no sólo es un espectáculo para infantes, La Julieta, seduce a los adultos des del primer momento. Los intérpretes juegan en el escenario de una manera fresca y honesta. Llevan al público a Verona y le introducen en el universo del dramaturgo británico desbordando imaginación. Podríamos explicar el mágico argumento con personajes que cobran vida sólo con la ilusión, podríamos decir que de una manera amena y alegre, casi sin que se note, los actores hacen metateatro, pues hablan del teatro dentro del propio teatro, podríamos describir cómo de maravilloso ha sido sentir que el público adulto recuperaba el niño que llevaba dentro a la vez que saboreaba los guiños que para ellos iban destinados y podríamos señalar cómo de encantador ha sido ver las técnicas de clown que hubiesen cautivado al propio Monti, y que seguro que des de allá donde esté, les da su aprobación. Pero ante una puesta en escena tan delicada, tierna y sensible, sólo cabe recomendarla porque los clásicos, en la literatura, siempre podemos releerlos, pero los espectáculos son efímeros, tienen fecha de caducidad. Y, en el caso del agraviado y denostado teatro para todos los públicos, como diría el personaje de Ferdinand en La Tempestad, a veces lo más trivial es lo más noble. Larga vida al Festival Shakespeare!

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