Em descobreixo sensible, però sóc trapella i molt, molt inquieta.

També sóc creativa, generosa i divertida... vaja... i que no ho som tots? Això sí, diuen de mi que sóc tossuda, però jo prefereixo dir-ne tenaç. Sóc aquella, la que seu a la tercera fila, la del barret al cap i les plomes al voltant del coll...






martes, 30 de julio de 2013

ESPECIAL FESTIVAL GREC 2013: UNA PRIMERA SEMANA DE INTENSAS EMOCIONES


Publicada en El Club Express



Julio 2013  |  Festival Grec, Artes Escénicas, Barcelona
Después de una inauguración de Festival plena de impulsos alegóricos con la Compañía Circa y su espectáculo Opus, al día siguiente se conjugaron tres estrenos: La banqueta de Gérald Sibleyras dirigida por Paco Mir, Las tres hermanas, versión androide dirigida por Oriza Hirata (basada en la obra d’Anton P. Chéjov) y El veneno del teatro de Rodolf Sirera bajo la dirección de Mario Gas.
Qué difícil elección. La banqueta, con aires de comedia se presentaba como un fantástico aperitivo para empezar el mes más artístico de Barcelona con buen sabor de boca; Las tres hermanas, versión androide, resultaba una apuesta segura para contrastar culturas del hacer teatral a la vez que despertaba inquietudes e interrogantes, pues a uno de los personajes de las hermanas lo interpretaba un androide; El veneno del teatro exhibía un montaje con una de las figuras más relevantes del teatro, Mario Gas.  A pesar de que la elección era complicada, optamos por asistir al Teatro Romea para disfrutar de la dirección y la puesta en escena de Mario Gas.
Ya con la entrada en la mano observamos que la antesala al patio de butacas estaba llena de caras conocidas, autores, actores, directores, escenógrafos y críticos se mezclaban entre un público anónimo sediento de ver un buen espectáculo. Todos a la espera de un texto que, después de su paso por Madrid y Buenos Aires, por fin, del 2 al 13 de julio, se instalaba en el corazón de Barcelona.
La trayectoria teatral de Mario Gas es intachable. Su incombustible actividad profesional como actor y director le ha llevado a ganar el Premio Nacional de Teatro de Catalunya en 1996 por el montaje teatral Sweeney Todd -donde cabe destacar el papel del recientemente desaparecido Constantino Romero-, el Premio ciudad de Barcelona de las Artes Escénicas en 1998 por su montaje Guys and Dolls y el Premio Butaca en 1999 por la dirección de La reina de la bellesa de Leenane. Y El veneno del teatro ha sido la opción de Gas para volver a montar un espectáculo, después de su paso por la dirección del Teatro Español de Madrid.
El texto de Rodolf Sirera, en versión de José María Rodríguez Méndez, es un thriller escénico, un duelo entre dos personajes que cuestiona los convencionalismos del teatro. Un célebre actor (Daniel Freire) es el invitado en casa de un aristócrata (Miguel Ángel Solá) para que represente un texto basado en la muerte de Sócrates. El acaudalado señor pretende que el actor interprete la escena con la máxima fidelidad y realismo, hecho que pone en cuestión y reflexiona sobre la veracidad del hacer teatral. Una espiral de violencia psicológica dará paso a un inevitable final protagonizado por el juego de palabras que da título a la obra.
La cuidada escenografía de Paco Azorín ya deja entrever una atmósfera cerrada, donde hasta el aire está recluido y es cautivo de un universo perverso. Mario Gas propone un juego escenográfico dándole una vuelta más al texto y saltándose algunos de los convencionalismos que el teatro ha ido estableciendo a lo largo del tiempo y donde los actores, Miguel Angel Solá y Daniel Freire, se muestran potentes en el uso de la palabra a la vez que logran mantener el clima de tensión constante.
Paradojas de la vida, mientras un androide interpretaba Chéjov en un extremo de la ciudad condal, en el centro de Barcelona éramos testigos de una lección de interpretación tan pura como verídica, tan depurada como cuidada.
Después de esta iniciación, decidimos ir al estreno de Tragedias Romanas, dirigido por Ivo van Hove. Duración aproximada de la función 345’, sin entreacto y en neerlandés. Ante esta perspectiva de pasar una larga tarde y noche de viernes, una inevitable pregunta era murmurada y repetida por los asistentes en las esquinas del vestíbulo del Teatre Lliure… seis horas de función y en otro idioma son muchas horas… ¿seré capaz de soportarlo? La inquietud planeaba por la sala.
Para esté espectáculo, uno de los platos fuertes del Festival Grec, se habían creado muchas expectativas. La promoción indicaba que el público podía entrar y salir cuando le apeteciera, cambiar de butaca, circular por el escenario y sentarse en la escenografía, que era posible adquirir bebidas y comida en las barras habilitadas en la escena e incluso que se potenciaba el uso del twitter durante toda la representación. Tres tragedias romanas concatenadas –Coriolano, Julio César y Antonio y Cleopatra- se presentaban en una función continua dedicada al mundo de la política y, ante tal evento, los momentos primordiales de cada una de las tres tragedias estaban minutados en el programa de mano: minuto 88 – Muerte de Coriolano; minuto 138 – Muerte de Julio César; minuto 340 – Muerte de Cleopatra. Así, hasta 41 momentos reflejados, incluidos los cambios de escenario. Ciertamente, una ayuda indispensable para que los fumadores y los asiduos al baño no se perdiesen los momentos dramáticos.
El escenario de aproximadamente unos 30 metros cuadrados estaba cubierto de sofás y de monitores de televisión. A un extremo la barra de bar, al otro, peluqueras y maquilladoras que retocarían a los intérpretes entre escena y escena. ¿Era un set de televisión o un espectáculo teatral? Desde el inicio, la mezcla e interacción de cámaras teatralizadas o de teatro grabado aumentaba la intensidad de la acción. Brillante el uso de los monitores y deslumbrante la interpretación de los actores. Un derroche de energía iba cautivando al público minuto a minuto. Las escenas se sucedían con interpretaciones emotivas que hacían olvidar la subtitulación del espectáculo. De pronto, casi sin darnos cuenta, habían pasado cuatro horas (¿ya? – nos preguntábamos) y los asistentes estábamos como hipnotizados. Queríamos más. Como el buen libro que no quieres que se acabe. Nos sentíamos espectadores de un acontecimiento irrepetible e inolvidable. El lenguaje teatral y el televisivo confraternizaban. Jugaban y se amaban. El elenco actoral desprendía talento y las escenas más íntimas seguían siéndolo incluso en ese monumental escenario. Desbordante era la capacidad de concentración y de abstracción de los actores interpretando con el público sentado junto a ellos.
Fueron seis horas de emoción y de pasión, tres Shakespeares vigentes, tragedias contemporaneizadas con entrevistas y debates televisados en directo y una ovación final con el público aplaudiendo de pie durante más de cinco minutos. Hay espectáculos que permanecen en la memoria toda la vida e, indudablemente, éste seguro que será uno de ellos.
Al día siguiente, todavía con la resaca del virtuosismo de las Tragedias Romanas, nos acercamos al Teatre Grec para un cambio de disciplina artística L’ADN de l’ànima (El ADN del alma), un espectáculo de danza con música en directo bajo la dirección de la bailarina Mudit Grau y el guitarrista Ramón Giménez.
A pesar de que el público no era muy numeroso, un grupo de ocho bailarines de flamenco y hip-hop consiguieron crear una atmósfera mágica que llegaba al alma de los asistentes. Los seis músicos que les acompañaban con las guitarras, la percusión, el scratcher y la voz, sobre todo la cálida voz de Paula Domínguez, ayudaron a transmitir las emociones que los bailarines exhibían. Sensaciones, sentimientos, estados emocionales e imágenes de poesía pura eran descritas por los intérpretes que se desplazaban por el escenario desplegando y extendiendo su talento hacia las gradas del teatro. El público, con un porcentaje elevado de extranjeros y entregado des de la primera pieza, no necesitó de ningún texto para percibir, para comprender que, sin lugar a dudas, el sentido de la vida es sentir.
Ha sido esta una primera semana de Festival Grec intensa y emocionante. Con la previsión de más danza, teatro y música de la mejor calidad, deleitaros con ella. ¡Vividla!

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