Publicada en El Club Express
01/07/2013 | Festival Grec, Artes Escénicas, Barcelona,
Teatro Grec
Una noche de inauguración con movimiento, luz y música.
Así ha sido el espectáculo que ha dado el pistoletazo de salida en el Teatro
Grec de Barcelona. Una elegante obra de arte de la compañía australiana Circa.
Con una austera puesta en escena, un grupo de catorce
acróbatas acompañado de cuatro músicos convergen en el escenario para ofrecer
un formato innovador. Es poesía visual con imágenes a caballo entre el circo y
la danza, entre el número y la coreografía. Las habilidades de los intérpretes
muestran instantes de gran belleza donde la música de la formación Quartuor Debussy que, a menudo deja al
público sin aliento, ofrece momentos de singular virtuosismo.
La evolución del espectáculo pone de manifiesto la gran
disciplina del trabajo corporal de los intérpretes, descubriendo una
resistencia física sólo equiparable a la de un atleta olímpico. La compañía
Circa no sólo muestra su destreza en el conocimiento del juego biomecánico,
donde como apuntaba Meyerhold, equilibrio y movimiento se conjuga de manera
consciente y ordenada, sino que se impregna del entorno natural creando un
ambiente con la iluminación que fomenta y aprovecha un interesante juego de
sombras en el muro rocoso del teatro griego.
Quizás el inicio de la temporada teatral de verano con
portentosos saltos quiera simbólicamente dar ese impulso a una profesión, a un
oficio castigado por el momento vivido, quizás las siguientes propuestas con El veneno del teatro (Teatro Romea), Todos hacemos comedia (Teatro Poliorama)
estén relacionadas con esa línea simbólica y quizás –sólo quizás y al ministro
de turno- a buen entendedor pocas palabras bastan.
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