Julio 2013 | Festival Grec, Artes Escénicas, Barcelona
Adoro el verano. Los
fugaces momentos de aire fresco...cuando aparecen. Los días largos y las noches
soñadas. Las fecundas charlas con la luna y las estrellas...(bueno, estrellas,
pocas). Y mientras los Mundiales de Natación de Barcelona avanzan en su
escalada medallística, nosotros, este verano, a falta de momentos de playa, hemos
podido chapotear con el teatro, la música, la danza, con un oficio castigado y
a la vez persistente, firme e incansable. Nos hemos descubierto admirando un espectáculo
de seis horas que nos ha dejado con la boca abierta, montajes de aquí con ofertas
audaces y conmovedoras, propuestas de allá en diferentes idiomas con visiones
contemporáneas y realistas o simbólicas y figuradas. Hemos viajado sin movernos
y la fantasía nos ha hecho cómplice de actores, bailarines, directores, autores
que nos han enseñado su trabajo, su buen hacer.
Y en este fructífero
recorrido, la primera parada de esta semana fue El viento en un violín en el Teatro Romea, donde Claudio Tolcachir firmó
la autoría y dirección de este fragmento de realidad.
Al acceder al
patio de butacas vemos un escenario denso, repleto de escenografía, dos camas,
mesa, mesita, sillas, tocador. Es la historia de dos familias con grandes
diferencias sociales, pero con similares emociones. Dos familias y un
sentimiento, el amor. A veces un amor que oprime, que castra, que domina y a
veces que libera y redime. Dos familias que se funden para formar una nueva,
para mostrarnos que siempre hay opciones.
Timbre 4 es el
nombre de la compañía, aunque también es el nombre de la escuela y la sala
teatral donde exponen sus trabajos, pero sobretodo, Timbre 4, es un centro de
investigación y de entrenamiento actoral, una excelente cantera para la escena
argentina que, sin lugar a dudas, exporta calidad en sus montajes. Con El viento en un violín la compañía
ofrece una pieza plena de intensas emociones no exentas de un gran sentido del
humor, que nos acercan el pedacito del Buenos Aires más realista. ¡Che,
esperamos veros de nuevo!
El Centro deCultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) también ha acogido un espectáculo de
este cálido Festival. Jo mai (Yo
nunca) es una arriesgada propuesta escrita y dirigida por Iván Morales e
interpretada por Marcel Borràs, Laura Cabello, Àlex Monner, Oriol Pla y Xavi
Sáez.
Un mundo difícil
de entender reúne cinco jóvenes en un bar de barrio. Sus inquietudes, sus
miedos y sus necesidades les cobijan. Quieren cambiar la vida que llevan,
tienen sueños y, a pesar de que la perspectiva no es demasiado alentadora,
unirán esfuerzos para salvarse.
Cuando entramos en
el teatro del CCCB nos invadieron buenas vibraciones. Las sillas del público
estaban colocadas en forma semicircular. Una batería, guitarras y alguna silla eran
la única escenografía y, de fondo, una música a todo volumen. Los intérpretes
se movían por la sala generando energía entre el público, saludando a conocidos
y concentrando fuerzas. La luz de sala nos acompañaba y toda la atmósfera
creada destilaba juventud, arrojo y rebeldía.
La compañía
Prisamata desprende atrevimiento y la puesta en escena de Iván Morales lo
canaliza para sumar potencialidades. Si bien la disposición de las sillas del
público hacía perder visibilidad en alguna de las escenas, los constantes
movimientos de los intérpretes entre los espectadores te permitía formar parte
de su mundo, de ese submundo donde vive la indefinición, la pérdida de caminos
y la búsqueda de objetivos, donde los desheredados deben encontrar su sitio.
La música estuvo
presente en toda la obra. Bob Marley y Whis
you were here de Pink Floyd nos envolvieron. Excelente fue el ejercicio de
dramaturgia con combinaciones de narrativa para mostrar una abstracción que
permitía describir una acción mientras era realizada. Y, como colofón, un final
anunciado dio paso a un concierto, donde los mismos actores que escuchaban las
músicas de otros pasaron a tocar las suyas propias…¿una alegoría o quizás un
deseo?... So, so you think you can tell
/
heaven from hell, / blue skys from pain.
Al día siguiente nos
acercamos con prisa y emocionados al Teatro Grec. Era el último estreno teatral
en el templo de la escena y no queríamos llegar tarde, ansiábamos percibir los
momentos previos a ese estreno tan esperado. Fuegos, era el espectáculo anhelado. Con una dramaturgia de Marc
Rosich sobre textos de Marguerite Yourcenar, bajo la dirección de Josep M. Pou
y con la interpretación de Carmen Machi, Cayetana Guillén Cuervo, Nathalie Poza
y Ana Torrent era imposible que no disfrutáramos. Y, sin lugar a dudas, así
fue.
Una colosal Carmen
Machi interpretaba a una desdoblada Marguerite Yourcenar que se reúne con tres
personajes de ficción para desnudarse emocionalmente, con ellas y ante ellas, para
mostrar sus propios sentimientos en la vida de los personajes creados.
Una escenografía
simple, pero cuidada y una interpretación verídica, despojada de condimentos
nos transportó al nacimiento del teatro, a un resurgir de la tragedia. Era como
si Esquilo, Sófocles y Eurípides apadrinaran la escena desde lo alto de las
rocas. Ya en la primera frase, el público entró en una catarsis con la autora
de Memorias de Adriano. La cadencia aterciopelada
de sus palabras, el ritmo de las sílabas, la música de un verbo penetrante y la
ironía firme que una gran Carmen Machi insuflaba al personaje de Yourcenar puso
la carne de gallina a los asistentes. Carmen era Marguerite.
La excepcional
dramaturgia de Rosich provocaba deseos de repetir la experiencia, la vivencia,
la pasión. Grandes fueron también las interpretaciones de las tres actrices que
entraron en la piel de María Magdalena, Clitemnestra i Safo. Tres duros
monólogos con sobresaliente interpretación que arrancó una espontánea ovación a
la espléndida Clitemnestra de Nathalie Poza.
Por último, hemos
querido acabar la semana con una producción muy íntima y delicada en el TeatreLliure-Espai Lliure. Allò de què parlem
roman inexplorat (Aquello de lo que hablamos permanece inexplorado) es un
espectáculo de Pep Tosar basado en el libro Mis
premios, de Thomas Bernhard, con Imma Colomer, Óscar Intente y el propio
Pep Tosar como intérpretes.
Mis premios son nueve relatos irónicos que nos han permitido conocer a
un autor que, tras un verbo fluido y una elocuencia depurada, esconde un
pesimismo satírico con un fino sentido del humor más negro.
Pep Tosar recrea admirablemente
un personaje con guiños al teatro del absurdo de Ionesco y ciertamente crea
adición. Una minuciosa dirección potencia la generosa interpretación de Imma
Colomer que defiende y se sumerge en un personaje difícil de definir. Es este
un espectáculo detallista, paciente y concienzudo que refleja el amor por el
teatro de las siempre excelentes producciones del Círcol Maldá.
Esta semana ha
sido nuestro último chapoteo en este Festival, el dulce epílogo de un mes
invadido por el arte. Ya sólo nos queda recomendar los espectáculos que no
podremos ver, pero que nos gustaría que nos dieseis vuestra opinión. Escoged
uno y dejaros seducir por un texto, un intérprete, acaso un juego de luces o
una escenografía. Mirad con la curiosidad de un niño, sin cuestionar. Ved más
allá de lo que os muestran. Este ha sido un Festival Grec de la crítica social
y del 2.0 con cámaras y video arte en muchos de los espectáculos que hemos
podido visionar, pero sobretodo con esfuerzo y voluntad.
Finalmente, me
despido de esta vorágine teatral cerrando la ventana del Festival Grec y
abriendo la puerta a la próxima parada, Fira Tàrrega, ¿nos veremos allí?
Texto: Ester Bueno
(@Ester335)